30 marzo 2007

Chiapas (3ª parte)

24 de febrero de 2007

Como veo que esto está gustando (a lo mejor no lo que escribo, pero al menos las fotos parece que han tenío éxito :P), voy a continuar contando nuestra aventura por tierras chiapanecas.

Pues aquí empieza un fin de semana trepidante que, como comenté en el anterior post, nos encargamos de organizar cuando estuvimos en San Cristóbal de las Casas. Queríamos ver muchas cosas y teníamos, relativamente, poco tiempo... Para colmo los sitios que pretendíamos visitar se encontraban algo alejados unos de otros. Bueno, alejados el que dice alejados, la verdad es que no... pero es que las carreteras no son muy buenas y para recorrer una distancia de 80 km. se pueden invertir fácilmente 2 horas de viaje... :O

Pero, bueno... me voy a dejar de rollos y voy al lío:

El tour lo empezabamos muy temprano (a las 6 de la mañana) en San Cristóbal, por lo que tuvimos que madrugar, para llegar a esa hora al punto donde nos iban a pasar a recoger.

Ya montados en el minubús, pudimos respirar tranquilos, relajados y... emocionados, por todo lo que nos iba a deparar el fin de semana. Íbamos a visitar sitios que desde hacía mucho tiempo teníamos en mente. Lugares que sus nombres empezaban ya a sonarnos como una utopía... nunca pensábamos que pudiéramos ir alguna vez.

La vez que más cerca estuvo el sueño de verse realizado fue cuando estuvieron aquí mis papis, pero al final desistimos en la idea al darnos cuenta de lo lejos que quedaba todo esto del Distrito Federal, teniendo en cuenta que planeábamos movernos en coche... Y después de esa vez, dimos por perdida la oportunidad de visitar este maravilloso estado... Pero como dicen mucho por estas tierras: "cuando las cosas se tienen que dar, se dan". Y vaya si se dió... ;)

Primera parada: Las Cascadas de Agua Azul.

Su nombre lo dice todo... pero hasta que no estás frente a ellas no te das cuenta de lo hermosas que son... todo lo que te contaron o pudiste ver en la televisión o en fotografías, se queda en nada con lo que ves con tus propios ojos (y este comentario podría hacerlo para todo lo que vimos).

Esta impresionante serie de bellísimas cascadas se forma al descender el río Tulijá de manera escalonada. Sus aguas son de un color azul turquesa impresionante... que ni las playas más paradisíacas del Pacífico o del Caribe.

Existe un caminito que se puede seguir, para subir hasta un mirador y poder contemplarlas desde arriba. Todo el camino está repleto de zonas de descanso y de puestecillos de artesanías, donde por supuesto, se nos quedaron algunos pesillos... :P

Cuando llegas al punto más alto al que se puede llegar, ves las caídas del agua y las piscinas que se forman entre una caída y otra.


Abajo, donde mueren las cascadas, desde donde empezamos nuestro recorrido, hay una zona en la que está permitido el baño, y mucha gente se atreve a meterse. Y digo que se atreven porque la verdad es que hay que tener valor...

Cuando llegamos a esa parte, después de haber subido, todavía teníamos tiempo suficiente hasta que saliera el minibús, y aprovechamos para darnos un chapuzón... Bueno, Rocío solamente se atrevió a meter los pies y con eso ya tuvo suficiente, pero yo me hice el valiente y me metí completito...


Para mí, desde ese momento, dejaron de llamarse las Cascadas de Agua Azul... creo que le viene mucho mejor el nombre de "las Cascadas de las Aguas Heladas"... por muy poco atractivo que pueda parecer, creo que se asemeja más a la realidad :P Ojú, qué frío!!!

A todo esto, ya era casi la hora de comer, pero ni caso le hicimos ese día al estómago... Pa mantenerlo engañao, compramos un par de botanitas antes de seguir... y con eso no se nos quejó.

Continuamos la excursión con el culillo un pelín mojao, pero con los nervios de punta, porque se acercaba, vertiginosamente, el destino final...

Segunda parada: Misol-Ha.

En esta zona, donde viven los indígenas chol, nos encontramos con una impresionante caída de agua de más de 30 metros de altura. Misol-Ha proviene, precisamente, de un vocablo chol que significa "barrida de agua". La cascada forma una piscina en donde puede uno darse un bañito... Lo único "medio-malo" es que solamente nos dieron media hora para estar aquí, y no nos dió tiempo de casi nada... :(


Aún así, pudimos disfrutar al máximo de este paraje. Nos dimos un paseito por detrás de la cascada, y nos mojamos un poquillo con las salpicaduras del agua... B)

Después del "involuntario" remojón en la cascada de Misol-Ha, nos dispusimos a emprender el rumbo hacia el destino final del día.

Otra cosa digna de mención son los caminos que recorriamos de un lugar de otro: las carreteras no eran para tirar cohetes, pero los paisajes que se podían contemplar y los poblados por los que pasabamos eran asombrosos. Lo que más me llamó la atención fue la simbiosis que existe entre las comunidades indígenas y la naturaleza que las rodea. Ellos si que saben cuidar el medio ambiente...

Lamentablemente no pudimos obtener registro fotográfico de esto que comento, porque, todo hay que decirlo, los cristales del minibús estaban demasiado sucios por fuera para poder sacar fotos buenas... :(

Y por fín, llegamos...

Tercera parada y destino final del día: Palenque.

Se trata de uno de los sitios arqueológicos más importantes del sureste mexicano. No por nada desde 1987 está declarado por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad. Las ruinas de Palenque se encuentran en las faldas de la sierra de Tumbalá y se dice que todavía tiene muchas sorpresas para dar, ya que estiman que, hasta hoy, únicamente se ha desenterrado el 5% de la ciudad. Tanto es así que ahora mismo se pueden visitar 34 estructuras y se cree que hay más de 500 bajo la selva. Palenque es la imagen de la antigua ciudad abandonada, emergiendo lentamente de la espesa selva.


La ciudad de Palenque estuvo habitada desde el 300 a.C., pero la ciudad principal y los edificios fueron levantados entre los siglos VII y IX de nuestra era, que es cuando Palenque alcanzó su mayor apogeo. La ciudad fue abandonada posteriormente por razones desconocidas hasta hoy y la selva la cubrió rápidamente.

El edificio más importante es el Templo de las Inscripciones. Este templo es el mausoleo del rey Pakal-Kin, el gobernante más prominente de la ciudad, con decir que una vez muerto lo elevaron a la categoría de dios. Su sarcófago se talló de una gran piedra y se colocó en el corazón del edificio. Actualmente se encuentra cerrada, pero cuentan que antes se podía acceder hasta el centro del templo y visitar la tumba. Nosotros tuvimos la oportunidad de visitar la única réplica que existe del mausoleo, cuando visitamos el museo del jade en San Cristóbal... ;)

Lo más llamativo de estos templos es que la mayoría de ellos pueden ser visitados por dentro.

El otro edificio importante de Palenque es el Palacio, que comprende a una serie de edificios interconectados alrededor de una terraza, y del que destaca entre todas las cosas su impresionante torre, única en el mundo maya.

En realidad, cada rincón de Palenque te ofrece un sinfín de detalles por descubrir y para asombrarte... y cuando el cansancio te permite llegar hasta lo más alto de algún templo o pirámide, la vista que se te regala en ese momento te recompensa con creces el esfuerzo realizado... ;)

En Palenque, como en cualquier otra ciudad mesoamericana, no podía faltar el lugar donde los habitantes jugaban el deporte nacional por excelencia del México Prehispánico: "El juego de pelota".

Da igual a qué cultura pertenecieran (azteca, maya, tolteca, olmeca, mixteco...) siempre tenían en común algo: el juego de pelota.

Terminamos el recorrido de Palenque verdaderamente destrozaos, pero muy emocionados por todo lo que habíamos vivido y conocido. Aguantamos hasta que nos echaron los guardas de la zona arqueológica, pues ya era la hora de cerrar... Y llegados a este punto de la excursión, teníamos dos alternativas:

1. Regresarnos con todo el grupo a San Cristóbal,
2. o quedarnos en Palenque a pasar la noche, para que a la mañana siguiente, partiendo desde allí, nos adentráramos en la Selva Lacandona.

No hace falta decir qué opción escogimos, ¿o sí? ;)

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Comentarios:

Anonymous Anónimo puso lo suyo...

¡¡Qué bonito todo lo que habéis visto!! y qué pena me da de que no pudiéramos haberlo visto en nuestra visita. Ya veremos cuándo podrá ser... Nunca se pierden las esperanzas...
Nos alegramos mucho de todo y que lo sigáis pasando tan bien hasta que os vengáis para acá.
Ah, a ver si nos mandas algunas de esa fotos, sobre todo donde están ustedes.

sábado, 31 marzo, 2007  

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