10 noviembre 2006

Judíos y católicos

Un padre judío, con la mejor de las intenciones, envió a su hijo al colegio más caro de la colectividad judía. Pese a sus intentos, Samuel no daba pie con bola.

Boleta del primer mes:
Matemáticas 2
Geografía 6
Historia 4
Literatura 2
Conducta 0

Estas espantosas calificaciones se repetían mes a mes, hasta que el tipo se cansó.

-Samuel, escúchame bien lo que te voy a decir, si el próximo mes tus calificaciones y tu comportamiento no mejoran, te voy a mandar a estudiar a un colegio católico.

Al mes siguiente las notas de Samuel fueron una tragedia sólo comparable al hundimiento del Titanic, y el padre cumplió con su palabra. A través de un rabino cercano a su familia, se conectó con un obispo que le recomendó un buen colegio franciscano al cual Samuel fue enviado.

Boleta del primer mes:
Matemáticas 9
Geografía 8
Historia 9
Literatura 10
Conducta 10

Segunda boleta:
Matemáticas 10
Geografía 9
Historia 10
Literatura 10
Conducta 10

El padre sorprendido le preguntó:

-Samuel, ¿Qué es lo que pasa que te va tan bien en la escuela?... ¿Cómo ha sucedido este milagro?

-No sé papa. Me presentaron a todo los compañeros y a todos los profesores y luego, una tarde, fuimos al templo. Cuando entré ví a un hombre crucificado, con clavos en las manos y en los pies, con cara de haber sufrido mucho y todo ensangrentado y pregunté quien era él.

-Me respondió un alumno de los cursos superiores: "El era un judío igual que tu".
Entonces me dije: "Ah, cabrón!!! a estudiar Samuelito, aquí no se andan con chingaderas".